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Los Adventistas y su huella para hacer de Pilar, un lugar mejor

Actualizado: 26 oct 2022

La Iglesia Adventista de Pilar Centro busca ser reflejo de alegría y caridad para todo el barrio. Por medio de estudio bíblico, obras solidarias y proyectos educativos, se acercan a Jesús y anuncian junto con jóvenes misioneros su “inminente regreso”.

La Iglesia Adventista de Pilar Centro, en la calle Alsina, a pocos metros de la Plaza 12 de Octubre (Créditos: Google).

Parece casi una paradoja decir que detrás de ese portón de reja negra y un tenebroso cartel de madera que dice “Alsina 487” se esconde la “luz de la vida”, tal cual afirman los folletos que reposan en la mesa de entrada. El domingo por la noche no es el momento que mejor le sienta a la Iglesia Adventista de Pilar Centro, al menos por fuera… Porque desde dentro, y después de un par de aplausos en busca de atención, aparecen Celia y Mariana, que barren los pasillos de la iglesia. Un reflejo de lo que intentan ser los adventistas dentro de las calles pilarenses: un cálido servicio desde el corazón, en medio de “mucha oscuridad”, según palabras de una de las dos mujeres.



La entrada de la Iglesia, de noche, de reja negra y poco iluminada (Autoría propia).

Una de ellas, Celia, cuenta que muchas personas habían concurrido el día anterior a la Iglesia, donde se había hablado del proyecto educativo “Basta de silencio”; y explica de qué se trata el mismo: la Iglesia Adventista promueve en 8 países de Latinoamérica este proyecto para concientizar sobre la violencia familiar y ayudar a las víctimas a denunciar con valor los casos sufridos. Una vez por año, a fines de agosto, se elige un aspecto relacionado con el tema y se habla de ello en la iglesia; este año, se trató de la violencia psicológica. Así, Celia cuenta cómo los adventistas realizan (uno de sus) aportes a la comunidad y a las familias.


La casa de Marcela, cruzando la calle Alsina, frente a la Iglesia (Créditos: Autoría propia).

Aun con la escoba en la mano, y con una suerte de orgullo por su fe, Mariana, la otra de las mujeres que trabajaban en la limpieza de la iglesia, cuenta -antes de que se le pregunte- que el compromiso social de su Iglesia es enorme, y una “rama vital” se su fe. Y menciona la Asociación Solidaria Adventista (o ASA, según la llama), a través de la cual ayudan con frecuencia a los vecinos con alimentos, ropa, útiles, etc. Los beneficiados -dice- son tanto creyentes como no, y de edades y profesiones muy diversas. “Honrad a todos. Amad a los hermanos” (1 Ped 3;17) es su lema.


Un rasgo esencial y distintivo de los devotos adventistas es lo presente que tienen el inminente regreso de Jesús a la tierra. De hecho, tan central es para ellos que William Miller, uno de sus primeros y más representativos fieles, dijo con seguridad que Jesús volvería el 22 de octubre de 1844, basándose en el estudio del libro de Daniel, en el Antiguo Testamento. Puesto que ello no sucedió, la Iglesia perdió muchos seguidores, pero años más tarde, un grupo de adventistas sostuvo que Miller no estaba totalmente equivocado. Había acertado a la fecha, pero la “purificación del santuario” que él interpretó como el regreso de Cristo en realidad era una purificación del santuario celestial en el que Jesús reina en el cielo. Esta es una nueva creencia distintiva de los adventistas frente a los demás cristianos.


Marcela es una vecina pilarense. Su casa está enfrente de la Iglesia Adventista de Pilar Centro, así que es testigo de primera mano de lo que sucede allí. Y confirma este “entusiasmo” que comparten los adventistas por la vuelta del Mesías. Dice que en los folletos que ha recibido alguna vez y los gritos que ha oído siempre está la misma sentencia: “Cristo regresará”. Aunque se describe como agnóstica, reconoce que muchos sábados a la mañana se conmueve con la alegría de quienes se acercan al culto semanal, y las sonrisas de los niños. Cuenta que hace algunas semanas, el canto de los más pequeños por su cierre de trimestre hizo del barrio, un lugar “más lindo” por un rato.


La pared de la Iglesia Evangélica del Nazareno y un mensaje común a todos los cristianos (Autoría propia).

Si bien su casa está a pocos metros de la puerta de la Iglesia Adventista, Marcela sostiene que los que practican esa religión son una minoría dentro del barrio, y que la han visitado misioneros tanto católicos como evangélicos. No se opone a ninguna, ni las mira con recelo. Es más -recuerda-, alguna vez ha asistido a alguna misa o predicación de un pastor y siempre le han parecido “lindos momentos”.



Por Lucio Cappellini.



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